UNA IGLESIA EN MISIÓN PERMANENTE
La Arquidiócesis de Manizales es una porción de la Iglesia Católica que está localizada geográficamente en la región centro-sur y norte del Departamento de Caldas, en la cordillera central colombiana. Comprende una extensión territorial de 3.848 km2.
Manizales fue fundada en 1849 por colonos antioqueños, católicos creyentes. Ese mismo año llegó el primer sacerdote a Manizales el padre Bernardo José Ocampo. Desde entonces la presencia de la Iglesia Católica en Manizales ha sido permanente e ininterrumpida. En 1900 el Papa León XIII creó la Diócesis de Manizales y en 1954 el Papa Pio XII la eleva a categoría de Arquidiócesis. 4 Obispos como diócesis y 4 Arzobispos como Arquidiócesis han guiado la fe de los Manizaleños en comunión permanente con el Papa. Son 169 años de historia sembrado valores y espiritualidad en los Manizaleños.
La Arquidiócesis de Manizales tiene actualmente 96 parroquias, 217 sacerdotes y hace presencia en 13 municipios con una atención integral a más de 825.000 habitantes residentes en toda la Arquidiócesis con un alto porcentaje de fieles católicos bautizados. La Arquidiócesis de Manizales viene aplicando el Plan de Pastoral 2015 – 2020. viene trabajando globalmente, pero metodológicamente respondiendo a las líneas de evangelización de la Iglesia Universal y Colombiana, con base en las etapas de evangelización correspondientes a las Etapas Misionera, Catequética y Pastoral.
Toda el que hacer de la Arquidiócesis de Manizales está enmarcado en cuatro áreas de pastoral:
La PASTORAL PROFÉTICA.
La PASTORAL COMUNITARIA.
La PASTORAL LITURGICA.
La PASTORAL SOCIAL.
El corazón de la Arquidiócesis está el Seminario Mayor donde se forman los futuos sacerdotes.
La Casa de Retiros Villa Kempis es un espacio privilegiado de la Arquidiócesis para el desarrollo de sus actividades pastorales.
La Curia Arzobispal es la sede administrativa de la Arqudiócesis, allí están todos los organismos y personas que colaboran con el Arzobispo en el gobierno de la Arquidiócesis.
A la luz de este Plan de Pastoral, los Sacerdotes en sus Parroquias e instituciones pastorales, los diáconos permanentes, todos los integrantes de la vida consagrada en las comunidades religiosas masculinas y femeninas, los encargados de las delegaciones, las capellanías, los colegios, los movimientos laicales y todas las instituciones arquidiócesanas, fundaciones, hacen de esta porción una Iglesia viva que camina al unísono, buscando y propiciando siempre la unidad y la coherencia con el Evangelio.